Rastros de una Huida Prehistórica
Hace más de 10,000 años, una persona joven —posiblemente una mujer o un hombre cargando a un bebé en la cadera— emprendió un viaje hacia el norte por lo que hoy es el parque nacional White Sands, en Nuevo México. Quizá llovía mientras sus pies descalzos se hundían en el lodo. En un momento, se detuvo para dejar al bebé en el suelo y luego continuó; poco después, un mamut lanudo y un perezoso gigante pasaron sobre sus huellas. Horas más tarde, la persona regresó por la misma ruta, esta vez sin el bebé.
Un grupo de científicos ha documentado 1.5 kilómetros de huellas fosilizadas de ese viaje, el conjunto más largo de huellas humanas antiguas descubierto hasta ahora. Kevin Hatala, biólogo evolutivo, comentó: "Nunca había visto algo así". Este descubrimiento incluye más de 400 huellas, algunas de ellas pertenecientes a un bebé, según se describe en el estudio publicado en Quaternary Science Reviews. El análisis de la forma y disposición de las huellas permitió a los investigadores obtener una imagen detallada de lo que fue este antiguo recorrido.
Además, se descubrieron rastros de un mamut y un perezoso gigante que también cruzaron la región después de los humanos. Aunque el mamut no reaccionó a la cercanía de los humanos, el perezoso gigante parece haberlo hecho. Las huellas sugieren que el perezoso se levantó sobre sus patas traseras, tal vez para olfatear la presencia humana, un comportamiento que recuerda a los osos modernos. Este tipo de observación revela detalles del comportamiento animal y humano en su entorno que no se obtendrían solo de los huesos.
Las huellas fosilizadas ofrecen instantáneas únicas de comportamientos pasados. William Harcourt-Smith, paleoantropólogo, señaló que estos rastros capturan momentos específicos del pasado, preservando información valiosa sobre cómo vivían estas personas.
El hallazgo forma parte de un proyecto más amplio para documentar huellas antiguas en White Sands, liderado por David Bustos, director del programa de recursos del parque. Estas huellas, a veces difíciles de ver, emergen solo cuando la humedad cambia ligeramente el color del suelo. Bustos notó estas "huellas fantasmas" y en 2016 consultó a expertos, entre ellos Matthew Bennett, geólogo, quien junto a su equipo ha continuado estudiando las huellas humanas y de animales en la zona.
La forma y distribución de las huellas sugiere que la persona que hizo el recorrido, posiblemente una mujer joven o un hombre joven, viajaba a un ritmo rápido, probablemente debido al suelo embarrado y la carga del bebé. A lo largo del camino, se ven algunas huellas pequeñas junto a las más grandes, evidencia de que el niño fue transportado solo en el trayecto de ida.
El equipo estima que el recorrido tuvo lugar hace más de 10,000 años, basándose en la superposición de las huellas humanas con las de animales como el mamut y el perezoso gigante. Aunque no se sabe con certeza el destino de esta persona, se cree que conocía bien la ruta y probablemente se dirigía a un campamento cercano.
Este hallazgo no solo resalta la supervivencia en un entorno desafiante, sino también la conexión humana a través del tiempo. A pesar de las diferencias en el entorno y los desafíos, las personas de entonces se movían por el paisaje de manera similar a como lo hacemos hoy. Las investigaciones continúan, y sin duda, más secretos del pasado serán revelados.