Una Historia de dioses, rebeliones y la búsqueda de la inmortalidad que desafía nuestras creencias religiosas
Anunnakis
En el planeta Nibiru, los dioses Anunnaki se reunieron. Su mundo estaba en peligro; su atmósfera se deterioraba rápidamente. En respuesta a esta crisis, los Anunnaki propusieron una solución: extraer oro de la Tierra para restaurar su atmósfera. Así comenzó la búsqueda del oro por parte de los Anunnaki.
Enlil, el Dios del Aire, fue el líder de la expedición a la Tierra, acompañado por los Igigi, dioses menores encargados de realizar las labores de minería del preciado metal. Durante 250,000 años, los Igigi trabajaron sin descanso, pero finalmente, agotados y resentidos, se rebelaron, negándose a continuar con el arduo trabajo.
Entonces, Enki, el ingeniero genético de los Anunnaki, ofreció una alternativa: crear una nueva especie que pudiera hacerse cargo de la extracción del oro. Mezcló el ADN de los Anunnaki con el de los homínidos que habitaban la Tierra. Ninhursag, la diosa madre, ayudó en este proceso, imbuyendo a estas nuevas criaturas con el don de la vida.
Así surgieron los primeros humanos, diseñados específicamente para servir a los Anunnaki. Su altura se limitó a siete pies y su esperanza de vida a 120 años. Su inteligencia fue controlada para asegurar su obediencia y sumisión. Los Anunnaki los llamaron esclavos, y así comenzó la era en la que la humanidad fue forjada para trabajar bajo el dominio de los dioses.
Enlil gobernaba con mano firme sobre la humanidad, exigiendo lealtad y servicio. Sin embargo, Enki, compasivo por naturaleza, enseñó a los humanos los secretos de la agricultura y la sabiduría, ayudándolos a prosperar más allá de su propósito original.
Con el tiempo, la humanidad creció y se multiplicó, sosteniendo con su esfuerzo las operaciones mineras de los Anunnaki. Pero también surgió la curiosidad en el corazón de los hombres. Comenzaron a cuestionar su propósito y a desafiar la autoridad de sus creadores.
Entre ellos, un humano se destacó: Gilgamesh, rey de Uruk, quien se atrevió a desafiar la autoridad de Enlil. Enki guió a Gilgamesh en una búsqueda para alcanzar la inmortalidad, pero sus esfuerzos fueron frustrados por Enlil, quien no permitiría tal desafío.
Los conflictos entre los Anunnaki se intensificaron, al igual que la creciente resistencia de la humanidad. Fue entonces cuando ocurrió un evento catastrófico: la Gran Inundación. Enlil vio en este desastre natural una oportunidad para erradicar a la humanidad, pero Enki, una vez más, se apiadó de ellos y advirtió en secreto a Noé (Ziusudra), un hombre justo, para que construyera un arca y salvara a su familia y a las especies vivientes.
A pesar del diluvio devastador, la humanidad sobrevivió.
Este relato busca revelar una perspectiva diferente sobre las figuras que usted llama dioses en sus textos religiosos. ¿Es posible que lo que creímos conocer como divino, tenga sus raíces en estos antiguos relatos sobre los Anunnaki?