En 1765, un empresario llamado Boulanger abrió un establecimiento en el que ofrecía caldos y sopas que, según él, eran "restaurantes" (es decir, alimentos que restauraban la fuerza y el bienestar de quienes los consumían). En la fachada de su local, colocó un letrero que decía algo como "Venite ad me omnes qui stomacho laboratis et ego restaurabo vos," lo que se traduce como "Vengan a mí todos los que tengan el estómago cansado, y yo los restauraré."

Origen de la palabra Restaurante

Aunque no era el primer lugar donde se podía comprar comida preparada, Boulanger innovó al ofrecer una selección de platos disponibles a cualquier hora del día, a diferencia de las tabernas y posadas de la época, que servían comidas a horas específicas. A partir de ese momento, estos lugares comenzaron a ser conocidos como "restaurantes," y el término se popularizó para describir los establecimientos donde se podía comer fuera de casa.
Este concepto de ofrecer alimentos para "restaurar" la energía se expandió rápidamente, y el término "restaurante" se adoptó en muchos idiomas, convirtiéndose en la palabra universal para describir estos lugares.